¿¡Por qué no hay nadie!?
Debían de ser algo así como las 11:25. Encendí el Messenger. No había ni dios. Miré el correo. No me había escrito nadie. Cerré la sesión y la abrí con esa otra cuenta que hace tiempo que mantengo sólo para los contactos "superficiales" y los correos nada importantes. Cero. No había nadie conectado. Ni amigos, ni familia, ni conocidos,... Nadie.
Mi naturaleza, por defecto, me llevó a malpensar, y a llegar a la enrevesada conclusión de que existía una especie de complót tácito contra mí, y que todo el mundo me había marcado como No Admitido.
"¡Maldita sea!", gruñí en voz alta, aprovechando que me encontraba solo en el piso. "¿Qué cojones pasa esta noche? Otros días no doy abasto a contestar, y hoy nadie está para hablar".
Quizá fue el cabreo, quizá simplemente que había cenado mucho. En cualquier caso, mi boca estaba reseca y me pedía agua. Me incorporé del cojín en el que me había sentado del suelo, y al volverme hacia la puerta del salón para enfilar hacia la cocina, el susto casi me para el corazón. Estaba allí, de pie, mirándome a los ojos. Su expresión no era agresiva, pero sí incómoda. Sus ojos denotaban más lástima que asco. Aún tardé unos segundos a reconocerle; supongo que por la turbación del susto, creyéndome el único ser presente en la casa. Chupa de cuero malo, ajada. Melena rizada, expandida, cardada; casi a lo afro. Camiseta de los Ramones, deformada de estiráse los bajos, haciendo el tonto con los amigos. Pantalones estrechos, aunque no muy ajustados. Botas camperas marrones, estilo 1978, veinte años después.
Sí, no cabía la duda. Era yo con 17 años.
Antes de girarse y marcharse atravesando espectralmente la puerta cerrada, para no volver a aparecerse, acompáñó sus últimos instantes de mirada fija con unas palabras.
- "No hay nadie porque es viernes por la noche. Viernes por la noche. Sólo que a ti ya se te ha ovidado."
Mi naturaleza, por defecto, me llevó a malpensar, y a llegar a la enrevesada conclusión de que existía una especie de complót tácito contra mí, y que todo el mundo me había marcado como No Admitido.
"¡Maldita sea!", gruñí en voz alta, aprovechando que me encontraba solo en el piso. "¿Qué cojones pasa esta noche? Otros días no doy abasto a contestar, y hoy nadie está para hablar".
Quizá fue el cabreo, quizá simplemente que había cenado mucho. En cualquier caso, mi boca estaba reseca y me pedía agua. Me incorporé del cojín en el que me había sentado del suelo, y al volverme hacia la puerta del salón para enfilar hacia la cocina, el susto casi me para el corazón. Estaba allí, de pie, mirándome a los ojos. Su expresión no era agresiva, pero sí incómoda. Sus ojos denotaban más lástima que asco. Aún tardé unos segundos a reconocerle; supongo que por la turbación del susto, creyéndome el único ser presente en la casa. Chupa de cuero malo, ajada. Melena rizada, expandida, cardada; casi a lo afro. Camiseta de los Ramones, deformada de estiráse los bajos, haciendo el tonto con los amigos. Pantalones estrechos, aunque no muy ajustados. Botas camperas marrones, estilo 1978, veinte años después.
Sí, no cabía la duda. Era yo con 17 años.
Antes de girarse y marcharse atravesando espectralmente la puerta cerrada, para no volver a aparecerse, acompáñó sus últimos instantes de mirada fija con unas palabras.
- "No hay nadie porque es viernes por la noche. Viernes por la noche. Sólo que a ti ya se te ha ovidado."
3 Comments:
¡Qué bueno! ¿Así eras tú con 17 años? ¿Qué me dirí a mí misma si volviera a tener 17 años? No lo sé. Creo que me sentiría contenta de mí porque sigo escuchando Radiohead. Mil millones de besos y sal por esos madriles. Vete al Groovy (creo que se escribe así) que está por Malasaña. Allí pincha un amigo que se hace llamar El Diablo Sobre Ruedas, el que ama a los Ramones por sobre todas las cosas. Mil millones de besos.
Vivir en el pasado, mata el presente, que en un futuro podras recordar.
Tomo nota del Groovy, gracias. Otros tantos besotes para ti.
Kromosoma, hermoso: ¿sería usted tan ambale de facilitarme la dirección de su blog? Intuyo que puede ser un paseo interesante...
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